Mar, 02/11/2021 - 09:07

Víctor Antonio Requejo, el directivo rural que combate el analfabetismo a través de los saberes ancestrales en Tumaco, Nariño

Víctor Antonio Requejo

Imagina que estás en el municipio de Tumaco, en el corregimiento de Isla Grande, en donde el sonido de las olas del Mar Pacífico se mezcla con el repique de los tambores del currulao que suenan en este rincón de Colombia desde hace varios siglos. 

Es allí, en la esquina del departamento de Nariño, en donde se levanta el Centro Educativo Isla Grande Río Rosario: una institución que, día a día, abre las puertas de sus cuatro sedes rurales para que 131 niños, niñas y jóvenes continúen estudiando y aprendiendo. 

Víctor Antonio Requejo, el director del Centro Educativo, camina siempre con una sonrisa en el rostro y un libro en su mano derecha. Según él, ser directivo docente rural es una profesión que lo inspira a diario para trabajar por una mejor comunidad.  

“¡Cómo no inspirarse e inspirar! La labor del directivo docente es servirle a la comunidad. Por eso, uno se siente comprometido con su quehacer pedagógico a marcar la pauta de las buenas acciones que necesita el entorno”, señala Requejo, quien además de ser licenciado en Educación cuenta con una especialización en Planeación educativa y planes de desarrollo. 

Cultura ancestral para frenar el analfabetismo 
Tumaco tiene importantes desafíos para lograr una educación de calidad: además de vivir el riesgo de abandonar la escuela por cuenta del conflicto armado, de acuerdo con el Ministerio de Educación Nacional, esta zona del país tiene 60% de analfabetismo, la mayor tasa en el Pacífico colombiano. 

Frente a esta situación, para Víctor Antonio las prácticas de liderazgo juegan un papel importante: “Uno como directivo debe dar la iniciativa. Motivar a los estudiantes y demostrar que la educación basada en valores ancestrales como el respeto, el amor y la tolerancia, es la respuesta para mejorar nuestra comunidad, nuestro corregimiento, nuestro departamento y nuestro país”.  

De esta manera, el directivo rural reconoce la riqueza cultural de la región. Por tratarse de una zona afro, su riqueza inmaterial, se entrelaza con los saberes disciplinares que los educadores y directivos de la institución educativa resaltan a diario y potencian a través de un variado abanico de opciones didácticas que son construidas conjuntamente con el directivo rural, quien para ello potencia sus prácticas de liderazgo pedagógico.

“Educamos en valores para que nuestros ancestros siempre estén presentes. Siempre les decimos a nuestros estudiantes: uno puede ser motorista, docente, albañil o carpintero, pero todos somos personas y todos contamos con una educación y una finalidad: servirle a nuestra comunidad. Eso lo inculco a los docentes y estudiantes para que sigan los mismos pasos dentro y fuera del colegio”, añade Requejo.

En cada clase, en cada receso y en cada acción que lidera el directivo docente, existe un proceso de comunicación en donde no se permite que las ideas y acciones de una persona o grupo estén por encima del otro, favoreciendo, de esta forma y en todo momento, el diálogo, la concertación y, con ello, la integración y la convivencia enriquecida entre las diversas culturas que habitan la isla.

“Liderar escuela por el bien de la educación”  

Para el director del Centro Educativo Isla Grande Rio Rosario, el trabajo que viene realizando el Ministerio de Educación Nacional, por medio de Escuela de Liderazgo para Directivos Docentes, es “elemental para motivar a las Instituciones educativas hacia una gran transformación educativa y social”. 

“A veces, nos sentimos lejos de Colombia. Pero la visita de la Escuela de Liderazgo nos acerca y nos enseña la importancia de transformar y liderar para mejorar los componentes sociales, económicos y políticos. Liderar la escuela por el bien de la educación es la respuesta para la comunidad”, ultima Requejo. 

Por ahora, el directivo rural, que hace parte del nodo de la Red de Liderazgo en Tumaco, continuará trabajando desde su liderazgo pedagógico y comunitario para el mejoramiento de aprendizajes a partir del reconocimiento y la exaltación de los saberes ancestrales y la promoción y valoración de las relaciones interculturales.

“Nosotros tenemos una posibilidad de mejorar la calidad educativa rural de nuestra comunidad. Le digo algo a todos los directivos: hay que dejar grandes huellas para transformar la educación, y la Escuela de Liderazgo nos dará la mano para lograrlo”, finaliza Víctor.